viernes, 19 de junio de 2009

Shiva, Matsya y la epopeya de los Mina




16 de junio de 2009
Jamburá
Rajasthan
Día 20
Shiva, Matsya y la épica de los Mina

A eso de las 6 de la mañana, después de desayunar un delicioso chai con leche de cabra ordeñada en el momento, partimos montados en la vespa verde de Shuresh, nuestra propia Garuda verde. Nuestra meta era el templo más grande de Shiva en la región, a unos 40 minutos de vertiginoso vuelo en vespa por los caminos del Rajasthán.
Al llegar al río que justo corre a pocos metros del Shiva Mandir, nos detuvimos para un baño purificante.
El templo es impresionante y está dividido simbólicamente en varias partes. La parte más externa es el jardín, que tiene árboles frutales para refugiar a los langures y matas altas y cañaverales para dar hogar a las cobras. La arquitectura es de claro simbolismo sexual, al menos es claro para quien sepa ver. Tiene dos cúpulas, una erguida y alta, fálica, y la otra redonda y aplanada en forma de pecho de mujer.
Por la puerta de la estructura principal de piedra se acede al atrio, donde uno es más golpeado que recibido por el incienso. Este primer círculo interno del edificio es la parte más iluminada, aunque envuelta en una penumbra amarillenta, ya que la luz del sol penetra por la puerta y por las ventanas de piedra labrada, perforada para que entre la luz y el aire. El agua corre a pequeños chorritos por las paredes o gotea aquí y allá formando hilos de agua en el suelo, también de piedra. Constantemente se escuchan los pájaros y langures que hablan entre ellos afuera del edificio y desde dentro las distintas campanas que cada feligrés toca al penetrar en el círculo más interno, íntimo y sagrado del templo, se escuchan también los golpes que el brahmán da para partir cocos contra una piedra. El círculo más interno, sagrado y “real” en el sentido de que es el verdadero lugar de culto, está unos tres metros más abajo que el resto del edificio, es una catacumba iluminada por una única lámpara de ghí. La catacumba no está construida, es preexistente al templo y la piedra está sin tallar, intacta, un pequeño manantial surge y el agua baña al Shiva-Lingam de bronce negro incrustado en la roca que forma el lecho. Es evidente que el manantial en sí es lo sagrado y que el templo fue construido en torno a él. Los devotos hacen sus ofrendas de incienso en torno al Shiva-Lingam, este Penis in Vulva de bronce, y lo bañan con leche o agua. Yo, por mi iniciación , hice mi manásika púja u ofrenda interna, como quienes conocen las fórmulas antiguas y verdaderas, no litúrgicas, de lo sagrado. Al salir de la catacumba se espera de uno una ofrenda o sacrificio en metálico que uno coloca en el lugar adecuado para que el brahmán mantenga el templo, o se compre cositas, por supuesto. Hecho el depósito de rigor, el brahmán te bendice y te pinta el entrecejo con pasta de sándalo y te da una parte de coco que simboliza la fertilidad y la abundancia.
Después de nuestra visita a Shiva, montamos otra vez en nuestro Garuda verde, y partimos como el rayo hacia el centro de la región de los Mina, el Fuerte Boray o Boraya. Me cuenta Shuresh que antaño los Mina vivían con terror a este lugar, dominados desde el fuerte por los Kshatriyá Rajput, que ejercían su señorío desde las alturas de la montaña. Un día, hace 5 siglos, los Mina se alzaron en armas contra el poder feudal y vencieron en su revuelta, acabando con todos los kshatriyás de la región, aún hoy no hay en la zona una sola familia kshatriyá, cuando en Udaipur son la gran mayoría. Los mina defendieron su conquista contra toda probabilidad de todos los poderes vecinos, de los Mogul, los musulmanes, los Rajput y, finalmente, de los ingleses, contra quienes montaron una tremenda guerrilla. Cuando finalmente los ingleses se establecieron como poder dominante, rencorosos, desataron sobre los mina un terrible castigo colectivo declarándolos tribu criminal y sometiéndolos a una represión y opresión que haría las delicias de José Stalin. Linda gente estos piratas. El castigo colectivo recién fue levantado por la República al principio de los 60s.
Los estudiosos no se ponen de acuerdo sobre el origen de los Mina, algunos afirman que son aborígenes de la región y otros sostienen que son originarios del centro de Asia, como sea no son de origen ario como el resto de los indios del norte. Los Mina son atléticos y hermosos, tanto hombre como mujeres, hoy se dedican principalmente a la agricultura, pero en la intimidad de sus aldeas siguen practicando con sus arcos y flechas y mantienen su memoria épica bien clarita. Ellos se consideran descendientes directos del rey Matsya, avatar de Vishnú en forma de pez, que gobernó la región en tiempos míticos. En general se acepta que los Mina eran la clase gobernante de la región durante la dinastía Matsya hasta que aceptaron una frágil alianza con los invasores del imperio Rajput y su declinación comenzó.
El sol se puso, como siempre, detrás de las montañas del oeste y trepamos como cada noche al techo para dormir. A las 3 de la madrugada el Monzón nos levantó con su viento violentísimo y sus chorros de agua tibia. A dormir con las cabras otra vez el resto de la noche en el cobertizo semitechado anexo a la casa, que es cocina, dormitorio de emergencia, comedor y establo.

Gordo Kury

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