viernes, 12 de junio de 2009

la construcción y los niños






12 de junio de 2009
Chandra Pol, la Puerta de la Luna
Udaipur
Día 16
La construcción en Udaipur

La construcción en Udaipur es una industria dinámica, por lo que se ve, es el motor de la economía, junto con el turismo. Hace 20 años la ciudad seguía siendo del mismo tamaño prácticamente que era desde la Edad Media, pero ahora se extendió locamente para todos lados. Del lado del lago Pichola del que está mi casa, hace 10 años no había nada más que árboles de mango y monos, ahora monos sigue habiendo y algún árbol de mango quedó, pero las cosas cambiaron. Lo que hay que decir es que esta gente, a diferencia de la nuestra, convive muy bien con los otros mamíferos y la extensión del asentamiento humano no es la misma tragedia que uno esperaría en nuestro lado del planeta. Tiene sus lados oscuros, pero no es lo dramático que podría ser.
Toda la construcción y albañilería la hace una casta específica y los miembros de las familias de esta casta trabajan todos: hombres, mujeres y niños. Cada uno a su ritmo. Se ven las mujeres haciendo las mezclas de cemento al pie de las construcciones, los hombres trabajando en las alturas y cargando escombros y los niños yendo y viniendo todo el día con sus burritos cargados de piedras. El trabajo infantil no es tampoco la tragedia espantosa que uno se imaginaría. No es un cuento de Dickens, para nada, los nenitos trabajan, pero junto a sus padres y aprenden, ayudan a la familia, se divierten también. Los niños trabajan en todos lados, en hoteles, restaurantes, haciendo jugos de frutas, vendiendo yogurt, haciendo de todo, pero uno no ve, o al menos yo no he visto, niños tristes, se los ve contentos, alegres, bien niños aunque tengan responsabilidades. Ya sé que esto que escribo se escapa al estereotipo que muchos quieren recibir de la India, un estereotipo que me parece, ahora que estoy acá, ridículo y falso y me da la impresión de que no pasa de ser una forma más de mantener al occidental quietito: entre la espada aterradora de lo que podría ser su vida si hubiera nacido en el tercer mundo y la dura pared de lo malo conocido.


Gordo Kury

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