viernes, 7 de agosto de 2009

La burra y el temerario

7 de agosto de 2009
Udaipur
Amba Mata
Día 73
La burra y el temerario

Temerario: Adjetivo. Dícese de una persona que no se preocupa por las consecuencias de sus acciones. Del latín temerarius, derivado de temere.
Escribo recién bajado de la burra, siendo las once y media de la noche, es decir, una hora y media después del comienzo del toque de queda. La burra es una Suzuki R100 MAX azul del ’97 que me compré esta mañana, divina la vetusta bestia, va roncando sus semicorcheas puf puf puf puf puf puf puf puf en do menor. Poderosa la burrita. Me vine desde New Udaipur, desde el lago Fateh Sagar hasta el lago Pichola, pasando por el dique de Swarup Sagar, entre vacas dormidas y despiertas, jaurías de perros basureros y los poquísimos homo sapiens que se aventuran después del toque de queda, o que quedaron varados y se arriesgan a volver y tener que dar explicaciones a la policía del Rajasthán que anda de caqui con unas varas que imponen bastante respeto. A la pobre burra las luces no le funcionan, me vine a enterar recién ahora porque como la compré de día y es la primera vez que me hago con un monstruo de metal como este, no reparé en el detalle. En fin, qué podía hacer, donde estaba era casa de amigos, ni pedí refugio ni, debo confesar, se me ofreció, así que arremetí con una lucecita de giro anaranjada (¿amarilla o ámbar en Catalunya?) como consuelo, candela, faro, como religioso resguardo, luminoso talismán, amuleto. Llegué bien, ningún problema, me perdí en un momento pero en seguida de un auto me dijeron seguime y me acercaron hasta un punto que conocía y de ahí atiné. Uy, estoy de contento con la burra, mañana la meto en el taller y que me la dejen nuevita, luces, chapa y pintura, cambio de aceite, afinación, bocina la cucaracha. Las ruedas y la batería son nuevas, así que el resto por chirolas lo arreglamos. Ah, la máquina, 11.000 rupias, 165 euros viene a ser, unos 180 dólares creo. Nunca antes había manejado una moto, pero es, como me imaginaba, más fácil que una bicicleta. Prometo fotos y sonido y vuelta en grupa de burra al que me venga a visitar.
Ya que lo nombré, mejor que aclare. El toque de queda, el toque de queda está, existe y a la gente parece que le gusta, por extraño que parezca. No me imagino un toque de queda impuesto a argentinos por ejemplo, a menos claro que se usen tanques, que en fin, no sé si están suficientemente bien guardados, porque con lo de Honduras, en fin, otro tema. El toque de queda está, pero me da la impresión de que en verdad es un resabio nomás, porque la policía está ahí pero no te para, la gente lo cumple, quiero decir, no hay un alma en la calle de noche, pero yo mil veces salí después de hora y no pasó nada, por ahí a los turistas los dejan pasar, no sé bien, pero como con tantas otras cosas represivas de este lado del espejo la gente parece acostumbrada y hasta conforme ¡ánimo! Cada vez tengo más claro que acá la libertad individual significa poco y nada. La policía por otro lado es poca, al menos no se la ve prácticamente, y molesta poquísimo, en ese sentido es lo opuesto a Europa. Tan poco molesta la policía que no tengo licencia de conducir ni pienso dar ningún examen, tengo la moto, manejo más o menos, nadie pregunta mucho ¿qué tal? a mí me encanta, la anarquía en funcionamiento.
Hoy hubo paro general de actividades, huelga, greve, vaga, como cada uno le llame. El motivo es que el gremio judicial quiere que abran unos tribunales de la Corte Suprema de Justicia en Udaipur. El reclamo parece ridículo, primero porque el paro fue muy fuerte y reforzado con patrullas de hombres en moto o a pie cada uno con su palo. Una especie de paro mafioso, no parece un legítimo reclamo popular, nada que ver con la lucha de clases o con la liberación ni nada, un gremio imponiendo por la fuerza el cese de actividades a toda una ciudad por un tema como ese. Un foco de incendio acá, unos vidrios rotos acullá, lindos muchachos los letrados de Udaipur, una joyita. Lo más feo para mí es que sé que hay gente que vive al día, los que venden verduras en carritos o los changarines por ejemplo y que si un día no trabajan les hacen ruido las tripas, así que bastante fulero el juego de los hombres de la ley. Lex dura lex, Bernardo, diría Grondona.




Gordo Kury

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