miércoles, 26 de agosto de 2009

del otro lado del espejo




25 de agosto de 2009
Monsoon Palace Reserve
a dos pueblos de Udaipur
Día 91
Del otro lado del espejo todo es igual pero distinto


Todo es distinto acá, para mí es todo fascinante, ya por la propia diferencia que hace todo extravagante. Por ejemplo el cine, acá el cine es casi todo musical, al menos el cine que la gente normal ve, el Rambo de la India canta y baila. Hay historia, por lo demás boba, pero es la excusa para el espectáculo de danza y canto, la historia es igual que en las películas porno, una necesidad de coherencia entre escena y escena, o como en Holiwood, entre explosión y explosión. Por eso cuando te invitan de noche a la casa, a veces los anfitriones te ponen a ver una película en hindi, aún sabiendo que uno no entiende ni jota, porque total, a quién le importa el contenido, lo importante es la canción y los colores. Para colmo a todo el mundo parece encantarle una película espantosa y larguísima llamada Mister India. El héroe de Mister India es una mezcla siniestra de Jerry Lewys con Leo Dan y su némesis, Mogambo, es la cruza de Lex Luthor con Napoleón Bonaparte y repite como un leit motiv, cada vez que algún plan demencial de destrucción absurda le sale bien: Mogambo Kúsh hua, que quiere decir, literalmente, Mogambo se regocija, o sea que habla de sí mismo en tercera persona, como si a la combinación genética le hubieran agregado dos chorritos de Diego Armando Maradona y unas cuantas cucharadas soperas de Eduardo Duhalde. Bueno, esta película ya la debo haber visto 108 veces, así que ya tengo varios diálogos aprendidos, como todos los indios, que esperan el momento para corear las escenas más (in)trascendentes. El argumento de la película es que Mogambo, que viste una chaquetita de generalísimo mejicano, con charreteras y todo, quiere conquistar la India para destruirla, pero una casa que vaya uno a saber porqué es tan esencial para su plan, está justo ocupada por Mister India, que es un simple muchacho que vive allí con unos 20 niños huérfanos que rescató de la miseria. Bueno, resumiendo, Mister India tiene un anillo que lo hace invisible, por lo tanto en varias escenas Mister India es el bien visible hilo de pescar del que cuelga un revólver plateado. No se sabe porqué cuando está invisible su voz se vuelve también retumbante, en fin, la última escena es de lucha mano a mano entre el héroe y el villano, el primero con anillo de la invisibilidad, el último con anteojos de celofán rojo que le permiten ver a su enemigo. Lógicamente los huérfanos están atados junto a la joven periodista que en secreto Mister India ama platónicamente, y todos cuelgan de un puente sobre un estanque lleno de ácido. Era de esperar, en un último golpe de justicia, nuestro héroe logra esquivar el puñetazo del malvado, quien cae en su propia pileta de ácido, lo vemos pasar de Megambo a esqueleto y después a nada en varios fotogramas que son dignos del museo del kitch.
Tan poco importa el argumento, la trama, los diálogos, la dirección, que en la bucólica Jamburá un día, entre corte y corte de luz, toda la familia y amigos vieron, conmigo como atónito testigo, Pulp Fiction, de Qwentin Tarantino. Para empezar ninguno habla un inglés suficiente para verla sin subtítulos, Suresh puede hablar, pero hasta ahí llega, pero el colmo es que estaba subtitulada en alemán, y eso no es todo amigos, no tengo ni idea de porqué, pero las únicas partes con sonido eran las partes de música o baile, el resto viene silenciado de origen, cuál es el origen no sé, pero espurio seguro que era. Así que nos pasamos la hora y media de rigor viendo una película muda, subtitulada en alemán, con bastante violencia y una música buenísima. Yo aguanté por no defraudar a los anfitriones, ayudado solamente por Uma Thurman. En fin, así son las cosas de este lado del espejo, vagamente reconocibles.
Otra anécdota, los otros días una hipocondríaca estadounidense que conozco, aquejada de fuertes dolores de vientre (sí, señores, durante el período menstrual, por si alguno preguntaba), se fue al American Hospital de urgencia y se hizo sacar una radiografía. Diagnóstico: gases. La menstruación produjo constipación, la constipación gases, los gases dolor, el dolor hipocondría y pánico, el hospital produjo una radiografía y el doctor un diagnóstico y le recetó analgésicos, y purgantes, en fin, ánimo. Pero lo gracioso es que en el sobre de la radiografía decía el nombre de la paciente y la edad: 27 años, 9 meses (sic). Aprovecho la oportunidad para confesar mi edad: 35 años, 11 meses, 12 días.
Los otros días, cansado de comer desde hace 3 meses comida india, me tenté y pedí una pizza, recibí con justicia divina un pedazo de masa blanda, bañada con ketchup y con un pedazo de queso panir semifundido, zanahoria hervida y arbejas. Esta es la pizza de este lado del espejo, y yo que de adolescente le criticaba a mi madre sus “pizzetas” de pan lactal con una rodaja de tomate, un pedacito de queso fresco, orégano y mucho amor. Mamá: perdoname.

P/D: por si alguien piensa que exagero con lo del cine indio, acá dejo los primeros minutos de mister India, con Mogambo a todo vapor:



Gordo Kury

1 comentario: