domingo, 29 de noviembre de 2009

De primera, cambiando de suerte

29 de noviembre de 2009
Ram Pura
Udaipur
Mes 6.5


De primera, cambiando de suerte

La última mañanita en Katmandú me levanté temprano en un día hermoso, una ducha reconfortante, una afeitada perfecta, tarta de manzana deliciosa con limón caliente con miel para el desayuno. Todo perfecto. El taxi estuvo puntual y llegué al aeropuerto dos horas antes del vuelo, como estaba planeado.
Las medidas de seguridad son ridículas y circenses en todos los aeropuertos del mundo a esta altura, pero en Katmandú es una payasada mayúscula. Para empezar hay una barricada del ejército en la propia puerta del aeropuerto donde te escanean las valijas y te hacen pasar por un detector de metales. Todas las valijas son, primero, escaneadas, y, después, revisadas a mano, una por una, así que se forma una tremenda cola con los pasajeros de todos los vuelos justo afuera de la única puerta del edificio. Gente apurada, estresada, gente tratando de colarse, lastimoso, parece que la gente despacha la dignidad con los regalitos, porque puesta no tenía ninguna. Bueno, el edificio no es gran cosa, una práctica construcción de cemento estilo militar, funcional, sin cafés ni kioscos de ningún tipo, austero. En la cola para pedir la tarjeta de embarque una señorita india que, según me contó, estaba volviendo a su país luego de terminar sus estudios en Nepal, me pidió si podía cederle mi espacio en la bodega porque ella venía un poco sobre cargada. Y era cierto, parecía que más que un carrito, necesitaba un camión de mudanzas. Le dije que ningún problema, pero que, lógicamente sus valijas eran suyas y yo no las pensaba pasar como mías, a ver si mi viaje a Udaipur termina haciendo una escala en Argelia y otra en Guantánamo,. En fin, no me permitieron hacer el favor a la niña así que debe haber tenido que pagar un dineral por su mudanza. Como decía Confucio “en un terremoto no nos mata el movimiento sísmico, si no nuestras propias pertenencias que se nos caen encima”.
Con la tarjeta de embarque en mano me dirigí al siguiente sector del aeropuerto, nueva revisión de valijas, por escaneo y manual, una por una y minuciosa, nuevamente a pasar por el detector de metales y a recibir el tanteo del soldado. Luego de recibir la bendición me dirigí al sector de espera, que parecía un cine de barrio, con butacas en largas filas. Lleno estaba de nepalíes partiendo para un destino incierto en el golfo pérsico, con cara de susto y excitación, el primer vuelo de más de uno y hacia unos duros años que con suerte terminarán con algunos de ellos trayendo algún dinero a casa. En este sector no hay altavoces, pero hay un enorme televisor que pasa películas indias de esas que se conocen como soap-operas, una suerte de superproducción con Leo Dan, Juan Corazón Ramón y unas cuantas bailarinas, sonido, luz y color intoxicantes, la gente las ama, por supuesto.
Como no hay altoparlantes, cada vez que llega un avión aparece un oficial del aeropuerto a los gritos nombrando el destino del vuelo. Viste que a los altavoces se les entiende poco y nada, al oficial se le entiende menos todavía, por lo tanto cada vez que aparece se forma un tumulto en torno al buen hombre con todo el mundo empujando, tarjeta de embarque en mano, preguntando si es su vuelo o no es su vuelo. Al cabo de unos cuarenta minutos nos hicieron pasar a otra parte del aeropuerto, donde estaba el sector de inmigraciones, ya sé que el orden no tiene ningún sentido, inmigraciones debería estar antes, no tengo ni idea de porqué, pero este es el orden en el aeropuerto de Katmandú. Antes de entrar a esta otra parte del edificio, nuevamente, todas las valijas a escanear y revisar manualmente, nuevamente el detector de metales y las manitos del militar. Ya cruzando miradas con los otros pasajeros que tampoco podían creer el delirio de los controles adentro del edificio, me hice amigo de una familia que venía de New Orleans, la mujer era mejicana, el marido estadounidense y estaban los padres del marido también, un encanto de gente. Nos reímos bastante en la desgracia. Después de inmigraciones, otro cacheo, otra vez a revisar una por una las valijas, otra vez la delicada intromisión castrense en los bolsillos, las piernas, las axilas, en fin, un poquito irritante.
Después, no sé porqué, nos cambiaron la tarjeta de embarque, a mí me retuvieron la de Jet Airways y me dieron una de Nepal Airlains, que ni sabía que existía. Luego pasamos a otro sector, así que sí, otro cacheo general y ya era no sólo ridículo, es que era una pérdida de tiempo imposible, las dos horas que había previsto estaban quedando muy justas. En el ultimo recinto permanecimos poco tiempo porque enseguida abrieron la puerta de embarque y ya estábamos todos en fila. Por increíble que parezca, antes de subir al autobús que nos llevaría al avión nos cachearon otra vez, y cuando bajamos del autobús para subir al avión, lógicamente, el personal de seguridad de la aerolínea nos cacheó otra vez ¿no es completamente ridículo? quiero decir, a menos que esperen que alguien haya comprado una bomba en el propio autobús, es ridículo, y si esa es una posibilidad es todavía más ridículo, es decir, estaba sólo el chofer ahí, y seguro que a él también lo deben haber revisado hasta el hartazgo.
Bueno, no importa, buen vuelo hasta Delhi, con un único inconveniente. En la butaca de atrás, justo pegada a la mía había un indio enfermísimo, pálido, al cuidado de su hermano, el tipo tosía, se quejaba de fiebre, un cuadro espantoso, y las butacas van pegaditas así que no era nada cómodo. Tan hipocondríaco no soy, pero pasar una hora y media con un desconocido tosiéndote en la nuca no es agradable. Lógico que lo primero que hay que hacer al entrar en el aeropuerto de Delhi, antes de buscar las valijas es pasar el control sanitario, en el que unos doctores con mascarita milagrosa te preguntan si tenés “la gripe”, les decís que no y pasás, listo el control sanitario. En la planilla que hay que llenar me preguntaban si venía de un país con “la gripe”, supongo que sí, me dije, pero por las dudas pregunté a la doctora ¿qué países tienen “la gripe”? todos me contestó, en fin.
Según mi pasaje, en el aeropuerto Indira Gandhi, de Delhi, en donde ahora estaba, tendría que tomar el siguiente avión, a Udaipur. Pero el sector internacional es chiquito, no hay nada ahí más que la cinta transportadora y los militares. Por suerte pregunté. El sector de cabotaje está a cuarenta minutos. Hay que tomarse una conexión en autobús que sale cada veinte minutos, así que si venías justo y te perdiste tu conexión, estás frito. Agarré justito la que me tocaba. En el autobús, de pié y de frente a los pasajeros venía un militar con un fusil que lo cruzaba del hombro derecho a la rodilla izquierda, suerte que no había baches en la ruta...
El sector de cabotaje es mucho más lindo, con confiterías, internet wifi, kioscos de revistas, un aeropuerto más coqueto. Me dio el tiempo justo de hacer todos los controles y despachos y comerme una pizza que me tentó por el nombre: Veg Luxurious. Resultó ser una masa blanda y tibia, calentada al microondas, cubierta con unos parches de queso semifundido y con algunos granos de maíz amarillo y arvejas, horror.
Estaba terminando mi pizza-horror, cuando avisaron que abrían el embarque a mi avión. Salí disparado. Fui el segundo en llegar, siendo la primera una señora noruega que resultó un encanto. Conversamos un buen rato de lo que cada uno hacía en Udaipur y encontramos muchos puntos en común. Me contó en el trayecto en autobús hacia el avión que en el mostrador le habían dichos que como había poca gente en el avión, unas veinticinco personas nomás, la iban a ubicar en primera clase. Genial, cuando subí le dije a la azafata que mi amiga se sentaría en primera y que si yo podía acompañarla le quedaría muy agradecido. Pensó unos segundos y me dijo, que sí, que porqué no, al final había tan poca gente en el avión... Ay, ay, ay, qué viajecito divino, pero me arruinó para siempre eh, ahora nunca más voy a poder viajar en turista, la primera es la única forma de volar, la única

Gordo Kury

5 comentarios:

  1. hola Kury querido!! hoy es "feriado" y me estoy dando un viajecito por la web, pasé por tu blog y puedo decir yo también que hice un viaje en primera: buenísimos tus relatos!!! un beso!

    ResponderEliminar
  2. ¡Eh! 29 de noviembre y ya estamos a 12 de diciembre. ¡Queremos más posts! La hinchada se está poniendo impaciente.

    ResponderEliminar
  3. Me auno a los reclamos de Jorge Ariel. La carencia de posts le da al intervalo un toque un tanto misterioso a las andanzas del gaucho en la India !!

    ResponderEliminar
  4. eh, muchachos, gracias por la aclamación, ahí tienen un nuevo post más largo que la esperanza nuestra

    ResponderEliminar
  5. Bueno, Kury "El gordo" Ya tengo lectura hasta Navidad. Empiezo al revés de salida a llegada ¿o no debería hacerlo? Este relato es genial, divertido, divino, desternillante y tan plagado de detalles que sentí como me metía mano por 5ª vez el militar del bigotito. Momento "¿Cuales son los países con gripe?" es tremendo de la risa. Te voy siguiendo nen.

    ResponderEliminar