domingo, 8 de noviembre de 2009

Camino de Kathmandú: la epopeya de un gaucho en los Himalayas

8 de noviembre de 2009
Rám Purá
Udaipur
Mes 6


A Kathmandú: la epopeya de un gaucho en los Himalayas

Finalmente mi permiso de estadía de seis meses en la India está a punto de expirar, señal que, junto con el pelo que me ha crecido desparejo hasta dejarme parecido a un oso flaco, me marcan el paso de los meses.
En unos días más, el miércoles 11 comienza el épico camino a Kathmandú para mí. A las 6 de la tarde del miércoles estaré ya esperando a que arranque mi tren a Dheli. Sin lujos, el viejo tren gallinero que ya me conozco bien, me dejará a las 5 de la mañana en la capital. Como los trenes están todos con ocupación completa, tendré que encontrar algún omnibus (autobús) a la frontera. Espero conseguir algo decente que me deje en Sonali o en Gorakhpur antes de que caiga la noche del jueves. Si llego muy tarde cruzaré la frontera, pagando mi visa para Nepal a los gendarmes, que es el procedimiento estándar, y buscaré una posada para pernoctar. Al día siguiente me montaré en otro omnibus, esta vez del gobierno nepali, para llegar a Kathmandú, espero, antes de que caiga una nueva noche. Conseguiré alojamiento y ducha, comidita caliente y el lunes 16 me presentaré bien afeitado y planchado ante las autoridades de la embajada india en Nepal para solicitar una nueva visa por otros seis meses. Lo normal es que la concedan. Para los argentinos es gratuita por un convenio bilateral. Demora al menos 7 días, así que durante ese tiempo pasearé un poco por este país que es lo más parecido a un Macondo de los Himalayas. Tiene, por ejemplo, dos ejércitos con mandos distintos, uno es el ejército nacional, que perdió la guerra civil pero no fue desmantelado y el otro es lo que era la guerrilla maoista, que ganó pero sin la fuerza o la presencia suficiente como para gobernar. Según me cuentan, en huelgas y piquetes la Argentina saldría medalla de bronce y Nepal se llevaría la de oro y la de plata. En todas las disciplinas olímpicas del conflicto social Nepal es campeón indiscutido. Lanzamiento de piedras y cócteles molotov, voladura de infraestructura, levantamiento de ripio (asfalto parece que ya no se molestan en poner), lluvia de gases lacrimógenos, masacres de campesinos. En fin, la vieja y siempre activa lucha de clases a plena potencia. El autor se encomienda a la fe de los lectores y les solicita prender sendas velitas a la Vírgen y a todos los Santos. Religiones minoritarias son también muy bienvenidas, y supersticiones varias mejor que mejor.
Para alivio de mi madre y defraudación de mis enemigos aclaro que, según me cuentan, todas las partes en conflicto reconocen la necesidad de proteger la decadente industria del turismo y por lo tanto no tocan a los extranjeros ni los retrasan, al parecer los portadores de pieles claritas tienen un salvoconducto asegurado. Se verá


Gordo Kury

3 comentarios:

  1. ¡Dios mío! ¡Oh God! ¡Veis meir!
    Indiana Jones, te juro. Harrison Ford es un poroto. Llevate el látigo.

    ResponderEliminar
  2. La vas a pasar muy bien y no dejes de filmar, sacar fotos y publicar en el blog ! Hubiese sido magnifico...si te acompaniabamos con el viejo, en el tren y todo !! Pero bue, ya no estamos para esos trotes...aunque quiza si ! abrazo Leo

    ResponderEliminar
  3. uy, eso hubiera sido genial, ahora no sabés el chiflete que hace, se te hiela todo el hipotálamo, se te hiela

    ResponderEliminar