martes, 14 de julio de 2009

divagues sin mayores pretensiones

14 de julio de 2009
Chandra Pol
Udaipur
Día 49
Divagues sin mayores pretensiones sobre la libertad


Es tanto más fácil ver los defectos en los otros que en uno mismo, tanto más encontrar dificultades en sociedades diferentes a la propia... Pero si uno está enterado de esta dirección del propio ojo, ahí el defecto puede volverse herramienta. Porque entonces uno descubre que uno no puede mirarse a sí mismo sin la presencia del otro. Uno necesita al otro para descubrir la propia esencia. Divagando sobre estas cosas y sobre la libertad, mi obsesión de siempre, me puse a pensar porqué yo me siento tanto más libre aquí, siendo extranjero, que en Europa, donde nadie se da cuenta si no hablo, o en casa donde soy uno más. Y porqué los indios parecen prisioneros de un sistema rígido y opresivo, pero también me lo parecían los europeos. Qué es lo que nos hace prisioneros de un sistema, quién nos vigila, nos controla, nos hace “portarnos bien”, quién refuerza las leyes no escritas de la moral, dónde está. Y sólo aquí, en el planeta India, tan distinto a todo, tan ajeno a mí mismo, me resultó más fácil de ver. No es el gobierno, no es la policía, aquí el gobierno no es omnipresente ni poderoso ni está en la vida cotidiana como en Europa, la burocracia es un infierno, sí, pero es fácil de esquivar, la policía por acá no la vi nunca. Esas fuerzas no sólo no tienen el peso que en otros lados, si no que por ejemplo la ley está en contra del sistema de castas o de la dote que son un horror y que hacen de casi todo el mundo directa o indirectamente un siervo. Sin embargo, por ser lo moralmente esperado, todo el mundo se rige por esos sistemas, muchos dicen que no les gusta, pero lo siguen haciendo ¿quién impone y refuerza contra la voluntad individual estos asuntos? ¿la sociedad? pero ¿cómo? ¿dónde está, quién es la sociedad? Acá me di cuenta, me parece que me di cuenta de algo. La gente no tiene miedo del gobierno o de la ley, al contrario, trata todo el tiempo y con bastante eficiencia de aprovecharse al máximo de cualquier distracción o agujero legal que encuentre. La gente teme la mirada de mamá, la mirada de papá, del vecino. Ahí están los ojos de Dios, el que todo lo ve, el que esté en la tierra, en el cielo y en todo lugar. El miedo al ostracismo, a la vergüenza, al rechazo, a la locura. Ahí habría que buscar la libertad, en descartar ese miedo. Ese miedo sonso que aprieta acá en la India y, me doy cuenta, aprieta igual en Europa y allá en casa. O por ahí estoy divagando.




Gordo Kury

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