sábado, 11 de julio de 2009

con el monzón vienen las moscas


11 de julio de 2009
Chandra Pol
Udaipur
Día 46
Con el monzón vienen las moscas

Hasta hace poquísimos días yo me sorprendía de la práctica inexistencia de moscas y mosquitos en Udaipur.
El calor me agobiaba a mí como a todos los otros y todos nos fundíamos en unísono clamor: ¡el monzón, el monzón, dónde está el monzón!
Los dioses indios parecen tener un humor similar a nuestro Dios Único de Occidente (sí, el nuestro es un dios con exclusividad territorial, acepta mal la competencia en su zona pero parece que ya no intenta expandir su influencia a otras áreas atendidas por sus respectivos adversarios) y una de sus bromas parece ser que si uno quiere el monzón para que el aire corra y la flora reverdezca tiene, por consecuencia inevitable, que aguantar la repentina omnipresencia de su majestad la mosca.
¡Y qué moscas! no sólo son quintillones de moscas por centímetro cuadrado, también son activas e insidiosas, son supermoscas y tienen predilección por los ojos, las comisuras de los labios, los oídos, oh, benditas moscas ¿cuándo evolucionará un supersapo con alas y ocho lenguas en cada una de sus cuatro bocas para acabar con todas estas invitadas a todo? ¿o una supergripe mosquera que las borre de la faz de la tierra? el Apocalipsis de la mosca. En fin, parece que si uno quiere el monzón se tiene que aguantar a las moscas y así está escrito.
La estación turística arrancó con ganas y se nos llenó el pobláo de monos blancos, como el que escribe. Traen dinero blanco a una parte de la economía que no se mueve tanto con la negra tinta del lavado de dinero como la otra parte que casi no la toca, la de las inversiones de lujo de los hoteles 7 estrellas. Pero el secreto a voces del lavado de dinero no es para ser discutido aquí y ahora, es un tema que sólo conozco de oídas y es demasiado oscuro y complejo si quiera para empezar a preguntar, tal vez en otro momento con mejor información, por ahora mejor volvamos a los otros monos blancos, sólo para reírnos de nosotros mismos...
No me puedo contener algunas anécdotas que ilustran la calidad del turista promedio y, por favor, que nadie se piense que estas pocas historias pintan el cuadro completo ni agotan el agua de la fuente. Hay para todos. Para empezar, previendo la temporada, varios negocios y hoteles pusieron carteles en hebreo y coreano, pero se olvidaron el vasco, el flamenco, el quechua y el guaraní. Me cuentan que los israelíes y los coreanos, que vienen a montones, son muy gregarios y se juntan con sus compatriotas en los mismos hoteles año tras año.
Conversando con una texana de veintipico, casi treinta, inevitablemente llegamos al punto en que me preguntó si era francés, le dije que no (ya estoy loco con esto de que me pregunten si soy francés ¿francés? ¡merde!), que soy argentino, a lo que estereotípicamente me replicó, con aire de señorita informada: ah, qué suerte que la Argentina acaba de ingresar en la Unión Europea ¡Ah, no me digas, no me había enterado de que el Atlántico se había secado! ¡por fin entramos al primer mundo muchachos! en fin, cero en geografía, of course.
Anoche otro estadounidense pidió al personal del restaurante, donde cenábamos unas 8 o 10 personas en la más tranquila atmósfera, con velas y brisa nocturna, que pusieran la película Octopussy, de James Bond, que fue rodada en Udaipur y que todos los restaurantes de la ciudad tienen preparada para el pedido de los turistas que no sé porqué cuernos la quieren ver una y otra y otra vez. La película es de lo peor, empieza con una preciosa disidente cubana facilitándole la entrada a una base a 007, cuando lo descubren ella lo rescata entre las balas con un camioncito militar, él se saca el falso bigote y el falso uniforme cubano mientras ella conduce esquivando los peligros, cuando llegan al mar ella le dice cuídate James y se sube a la lancha, él, que se queda para enfrentar al ejército cubano, le responde: ¡nos vemos en Miami! el resto no necesito contarlo, un asquete.
Bueno, pero me voy por las ramas, el asunto es que el estadounidense pidió la película, el personal respondió poniéndola al habitual máximo volumen (creo que es el único volumen que existe en la India, el máximo) transformando la atmósfera del restaurante en un ambiente tragicómico. Pero el tipo estaba sentado de espaldas al televisor, y así siguió, comiendo la hamburguesa que se había pedido con papas fritas, de espaldas a la tele. Su mujer, con la peor cara de aburrimiento que vi en mi vida, se quejó de que su hamburguesa de pollo estaba mal cocida. No comments.
Bueno, tenía que abrir con nota de color y me valí del general resentimiento contra los estadounidenses, resentimiento que yo no comparto, aunque aquí lo explote, que nadie se me ofenda en la madre patria. Pero para demostrar que idiotas como estos o peores pueden nacer en cualquier parte están estas otras divinuras que vienen a continuación. Una preciosa inglesa, literalmente de dejar sin aliento, de 22 años, recién recibida de abogada, me dirige la palabra, prestamente respondí y así conversamos por un ratito. Recibida de una Universidad europea, una abogada cosmopolita nacida y criada en una de las metrópolis del mundo, uno de los principales chakras financieros y culturales del planeta, esta señorita me pregunta si las vacas tienen cuernos igual que los toros, le respondo que estas de la India sí, y me pregunta entonces que cómo se hace para distinguir entre toros y vacas. En fin, por lo linda al menos merecía una respuesta y, al final, la pregunta era inocente pero la respuesta podía ser pícara: mi querida, los toros tienen una gran joroba... pero además tienen órganos reproductores masculinos. Pensé que con eso bastaba, pero me mató con la siguiente pregunta: ¿Pero entonces no hay toros hembra (female bulls)? Bueno, acá te digo, la chica era linda, pero para superar esta clase de bobada además de linda tenía que ser multimillonaria y yo tenía que estar completamente borracho. Too much!
También me crucé con un indignadísimo muchacho mexicano que no se podía explicar cómo es posible que los hombres en la India orinen en la calle. Viniendo de México Distrito Federal. Come on!
Un español que vino a “hacer trabajo voluntario”, las nuevas vacaciones de la culposa burguesía europea (Saque su pasaje, un mes de vacaciones libres de culpa a cualquier destino del tercer mundo, en fin, no me quiero poner sarcástico, pero algunas cosas sos tremendas). Cuestión que el amigo vino a la India a hacer trabajo voluntario por 15 días ¡15 días y en verano! Estábamos desayunando en el mismo restaurante, él, yo y unos compañeros suyos de trabajo voluntario (el trabajo voluntario lo hacían en otra ciudad así que se habían tomado el día para hacer un tour voluntario por la más turística Udaipur); un inglés de su grupo me preguntó que qué estaba haciendo por aquí, le contesté que estaba tratando, sin pretensiones, de hacer una película. El español sonó fuerte y claro: ¿porno?
En fin, Udaipur está linda, pero con el monzón llegan las moscas.




Gordo Kury

3 comentarios:

  1. por diooo kerido!

    sea todo lo sarcastico que kiera, quien le va a recriminar algo miles de kilomtros de su patria?

    que bueno que entramos a la U.E., creo q debe ser un secreto por que todavia no salieron a hacer campaña con eso..

    abrazo grande

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  2. escribí con los codos parece.. perdón a los demás lectores.

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  3. sí, che, yo me enteré directamente por la señorita que parece que estaba muy bien informada...
    Chompol, ni te digo la cantidad de historias como estas que quedaron en el tintero eh, todos los días varias nuevas, en fin de mí también se deben reír bastante me imagino

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