domingo, 31 de mayo de 2009

Recién llegado

28 de mayo de 2009
Majnu-ka-Tilla
Delhi
Día 1


Acá estoy, ya son las nueve y media de la noche y llegué al medio día. Estoy, por primera vez, en la India. Aunque, debo aclarar, no estoy más que geográficamente en la India. Resulta que estoy hospedado en una colonia de refugiados tibetanos, lo que vendría a ser un barrio de tibetanos, yo estoy en la nueva colonia y al lado está, apropiadamente, la colonia antigua. Estos barrios tienen dos entradas cada uno y por dentro tienen su propio trazado de calles, como si fuera un gueto.
Estoy pletórico, me acabo de comer el mejor mango que probé en mi vida, la gente me encanta y el calor, bueno, el calor es sólo apto para los que les gusta mucho el calor, es una cosa más bien violenta, como cuando uno arma una fogata y para que encienda sopla: ese calor que te viene a la cara cuando lográs que se encienda la fogata, ese es el calor que hace acá, delirante y embriagador, se junta con el olor a frutas maduras o más que maduras y algún otro olor no tan bueno pero tampoco tan malo.
Hasta ahora no conozco nada fuera de la colonia salvo lo que vi desde el taxi en los cuarenta minutos desde el aeropuerto hasta acá. Pero desde el avión pude ver durante horas un paisaje marciano, impactante, el gran desierto del Tar lo abarcó todo de horizonte a horizonte durante horas. Después, la nítida frontera entre ese desierto y otro desierto, del mismo color pero que no era de arena si no que parecía tierra arrasada, con lechos de ríos secos y una tremenda erosión, sin embargo en este otro paisaje, increíblemente, había aldeas en cada valle. La tierra de fue volviendo más fértil, con aldeas que se veían más prósperas y todo parcelado y cultivado, después la tierra se dividió en dos partes, una mitad tierra cultivada y habitada, la otra desierto, ya no rojo como antes si no blanco. La frontera del desierto es nítida, muy impresionante. Otra cosa que se nota desde el aire es la potencia de la India, la infraestructura es colosal, caminos, diques, generadores, barrios de planificación estatal, industrias...
Tuve oportunidad de experimentar el tránsito. Es verdad que es loco, pero nadie choca, no vi a nadie ofuscado ni nadie gritando, funciona, y sin policías dirigiendo ni multando, sin semáforos (el fierrito está pero no tiene luz), sin carriles, y así es, una especie de anarquía que funciona. Es loquísimo ver que van en las dos direcciones, o, más bien, en las mil direcciones porque salen en diagonal también de todos lados, pero van bien, parece que manejaran como se camina en lugares congestionados, si uno va apurado va haciendo zigzag, va en diagonal, apura el paso, frena en seco, lo que haya que hacer, cruza cuando puede con la luz que haya, en fin, es igual pero en auto, o en camión gigantesco, o en bicicleta, o en moto con tres pasajeros, o en rikshaw, o en moto-rikshaw, o en carro de buey. Y si uno es peatón cruza cuando quiere o cuando puede, por dónde quiera o por donde pueda, zigzagueando, en diagonal, a los saltos, pero cruza. En fin, hasta ahora todo me parece completamente fascinante.
No encontré todavía un cibercafé que me permita conectar mi computadora, pero mañana me voy al centro de Delhi y ahí veré qué se puede hacer; mientras seguiré escribiendo y cuando consiga un lugar o una conexión podré mandar y recibir.
Por ahora eso es todo, estoy muy feliz


Gordo Kury

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