sábado, 24 de octubre de 2009

nueva etapa

24 de octubre de 2009
Rám Purá
Udaipur
Mes 5

Questo secolo oramai alla fine, sàturo di parassiti senza dignità, mi spinge solo ad essere migliore, con più volontà




Dura lección recibí en los últimos tiempos. Conmovido por la pobreza en que vive la familia de un amigo indio le di un dinero equivalente a casi 5 meses de su salario para que pudiera empezar su propio negocio. Big mistake. Después de muchas vueltas, esta semana consiguió otro fajo de dinero de un alemán del que me hice muy amigo también y que es un gran tipo, Jörg, a él le hizo el cuento de que tiene que operar del corazón a su hijo y no hay dinero para la operación, ahí nomás Jörg ayudó con una buena cantidad. El amigo indio, que no nombro, pidió también un adelanto de varios meses de su salario y desapareció, se rajó a las cuatro y media de la madrugada, como un delincuente. Entre otras cosas se llevó mi heladera porque se la había prestado por unos días. En fin, ánimo, el costo de la lección es asimilable, al menos el económico, el emocional es duro, pero deja una enseñanza importante. Ahora ¡qué didáctica caramba!

En fin, a otra cosa, que hace mucho que no escribo acá y tengo mucho en el tintero.
Primero la actualidad, que para las anécdotas ya habrá tiempo. Estos últimos meses estuve estudiando medio en secreto música clásica de la India. Clases de dos horas por día, todos los días, con un buen profesor, más práctica y estudio en casa. Mi instrumento es el bansuri, una flauta de bambú que me tiene enamorado. En poco tiempo tuve buenos resultados y ya la flauta me paga las clases, porque me contrataron en un hotel cinco estrellas para tocar cada día durante el desayuno y me pagan por media hora lo mismo que yo pago por dos horas de clase, así que salió, kármicamente, redondo. Me estoy levantando a las 5 de la mañana para tener tiempo de hacer mis prácticas de Yôga y de bansuri y salir en la burra, mi suzuki C100 azul, atravesando montañas y campos para llegar a tiempo al Fateh Garth Hotel. El lugar es precioso, es un santuario ecológico y está todo alimentado con energía eólica y solar. En la cima de la montaña más alta de su área, tiene una vista de sueño, sobre todo a la mañana con la bruma cubriendo los valles y durante las noches de luna llena (toqué en alguna fiesta también).
Y por las tardes estoy enseñando Swásthya Yôga en una ONG que se llama Seva Mandir. Un lindo grupo de 15 jóvenes de menos de 30, europeos, australianos, neozelandeses y estadounidenses. Todos están en Udaipur para ayudar con el desarrollo rural y el fortalecimiento de la autoridad de las mujeres. Muy linda gente, con muy buenas intenciones y mucho entusiasmo.
Así que estoy enseñando Yôga en la India ¿qué tal? al menos una nota al margen merecerá el dato ¿no? Estoy contento.
El hindi va mejorando también y la casa se va poniendo cada vez más linda. Ya mi huerta me da espinacas y los tomates y porotos van prometiendo pronta entrega.
La lluvia desapareció hace como un mes ya para no volver hasta el próximo año y el frío viene cada noche y se va tarde por la mañana, el resto del día es cálido, pero ya me conseguí unas mantas y para la moto calzo la campera verde que me dejó mi viejo cuando estuvo de visita.
Estoy tan flaco y con la piel tan curtida que parezco indio casi, pero sin la gracia ¡ánimo!
Bueno, primera entrega de la nueva etapa, por fuerza sucinta para agarrar la costumbre de nuevo, espero que sea bienvenida.


Gordo Kury

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